Bogotá.- El edificio de la Casa Editorial El Tiempo, ubicado en la Calle 26 con Carrera 68 de Bogotá y en donde se anunció hoy un gran desarrollo inmobiliario, tiene licencia de construcción aprobada que involucra la demolición, liberación total y obra nueva.
Fue construido en 1979 cuando estaba iniciando la dinámica actual de la Calle 26, siendo uno de los aceleradores de esta dinámica, cuentan los expertos. Fue diseñado en asocio con el arquitecto chileno Christian de Groote, quien también diseñó el edificio para el periódico El Mercurio en Santiago de Chile.
La licencia de construcción que aprueba la demolición del inmueble fue expedida el 22 de febrero de 2023.
El Consejo Distrital de Patrimonio Cultural decidió negar, el pasado 24 de enero, la solicitud de declaratoria como Bien de Interés Cultural del ámbito distrital del Edificio El Tiempo, ubicado en la Avenida Calle 26 68 B 70.
“Aunque está en buen estado de conservación, tiene problemas de ventilación, iluminación y ha requerido adecuación de los espacios para las actividades que se realizan actualmente en su interior”, se concluyó.
Arquitectos consultados por el Consejo advirtieron que “el patrimonio cultural debe ser ejemplo de buena arquitectura, y consideran que depender de luz eléctrica para la iluminación durante el día, como sucede en este edificio, no es un signo de buena arquitectura. Añaden que el inmueble ha tenido varias modificaciones, de la cuales se encontraron entre diez y doce licencias de construcción para corregir situaciones funcionales, técnicas, constructivas o estructurales”.
“Se expone un plano de las modificaciones, un cuadro con las licencias de construcción, y fotografías de las reformas, que han ido siempre encaminadas a obtener luz natural. Resaltan que Esguerra, Sáenz y Samper fue una firma que produjo edificios y espacios de gran calidad, y exponen fotografías de algunos de estos edificios”.
Ante el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (Idpc) de Bogotá un grupo de ciudadanos interesados en la obra del arquitecto Germán Samper, hizo la presentación de declaratoria el dos de agosto de 2023.
“Edificio El Tiempo: Señalan que es un edificio impecable puesto en un lugar en el que, para la época en que se construyó, no se pensaba que iba a tener las transformaciones actuales a partir de la llegada de proyectos de vivienda a gran escala. Consideran que en este sector hay una deficiencia de equipamientos y el edifico El Tiempo tiene vocación y capacidad para transformarse en cualquier equipamiento que se requiera. Además de ser un edificio es un patrimonio simbólico por lo que representa este periódico para el país. Se exponen imágenes, dibujos y planimetría del edificio”.
La solicitud buscaba una declaratoria de obra de autor, similar a la que se hizo con la obra del arquitecto Rogelio Salmona: “la idea… es recordar lo que ya ha sido declarado como BIC, y revisar lo que se está solicitando declarar bajo la idea de declaratoria de obra de autor”.
Llevaron a un grupo importante de proyectos en Bogotá, de Samper Gnecco, conformado por seis edificios, cuatro barrios de vivienda y la colección de dibujos de Samper, que se considera deben ser objeto de una nueva Consejo Distrital de Patrimonio Cultural.
LOS ERRORES Y MÚLTIPLES PROBLEMAS DEL EDIFICIO
Los arquitectos Carlos Niño y Rodolfo Ulloa hicieron una presentación ante el Consejo Distrital de Patrimonio Cultural, Cdpc, el dos de agosto de 2023, en representación de los propietarios del Edificio El Tiempo. Señalaron “que los une la admiración y el amor por la obra de Germán Samper, quien no sólo fue un gran arquitecto, sino una gran persona. Los propietarios del edifico El Tiempo encargaron un análisis arquitectónico del edificio” (dice el acta) y es lo que presentaron.
Este edificio fue construido en 1979 cuando estaba iniciando la dinámica actual de la calle 26, siendo uno de los aceleradores de esta dinámica. Fue diseñado en asocio con el arquitecto chileno Christian de Groote, quien también diseñó el edificio para el periódico El Mercurio en Santiago de Chile. Es posible que Samper haya tenido poco que ver en el diseño ya que el edificio presenta varios errores; la zona industrial de producción tiene errores espaciales, constructivos y de iluminación. Gran parte de esa zona fue ya demolida.
Se expone la configuración del predio, la implantación del edificio, y planimetría de organización de los usos dentro del mismo, en la que se puede ver la zona de redacción hacia el occidente, la zona de rotativas hacia el oriente, y ambas zonas articuladas por un corredor cubierto que funciona como eje central.
Se exponen fotografías de ese corredor indicando que es un importante eje articulador entre los distintos espacios de la zona de redacción y con la zona de rotativas, y se señala que es un espacio oscuro al que los trabajadores llaman coloquialmente “el túnel”.
Se exponen fotografías y planimetría de la entrada principal y de cómo es la llegada hasta el vestíbulo señalando que pareciera que hay una falta de sentido de este acceso, pues se trata de una directriz acodada y el recorrido hacia el vestíbulo resulta largo y truncado.
El vestíbulo es un lugar importante que, como se ve en la planimetría de corte, está descentrado y cubierto por un corredor de circulación en el segundo piso. Se exponen fotografías de los espacios interiores haciendo énfasis en que el área de redacción es oscura, no tiene ventanas ni luz cenital.
Se exponen fotografías y planimetría del área de empaque y distribución, que tampoco tiene iluminación natural. En este caso se hubiera podido hacer, por ejemplo, una cubierta a modo de “diente de sierra” que es lo que se usa generalmente para iluminar plantas industriales.
En la zona oriental, como reformas posteriores al proyecto original, se demolieron unas áreas y se abrieron vanos para tener iluminación cenital.
Se expone la planimetría y fotografías del área de ejecutivos que permiten ver como una gran ventana o marquesina que debería estar destinada a recibir el sol y ver el cielo, está cubierta por una placa.
Se presentan otras fallas del edificio, como la zona de cocina que es un espacio cerrado sin iluminación ni ventilación natural, o el enchape de fachada que se desprende constantemente y representa un peligro. El proyecto se basa en una retícula de diez metros por diez metros, y aunque se aplicaron las relaciones funcionales, el volumen responde a las Consejo Distrital de Patrimonio Cultural Acta No. 11 de 2023, 2 de agosto de 2023 necesidades de alturas de cada espacio sin un proyecto integral, lo que produjo una volumetría incoherente.
Los arquitectos señalan que el patrimonio cultural debe ser ejemplo de buena arquitectura, y consideran que depender de luz eléctrica para la iluminación durante el día, como sucede en este edificio, no es un signo de buena arquitectura. Añaden que el inmueble ha tenido varias modificaciones, de la cuales se encontraron entre diez y doce licencias de construcción para corregir situaciones funcionales, técnicas, constructivas o estructurales.
Se expone un plano de las modificaciones, un cuadro con las licencias de construcción, y fotografías de las reformas, que han ido siempre encaminadas a obtener luz natural.
Resaltan que Esguerra, Sáenz y Samper fue una firma que produjo edificios y espacios de gran calidad, y exponen fotografías de algunos de estos edificios.
Finalmente, señalan que al hacer el análisis de los criterios de valoración se encontró que este inmueble es relativamente reciente por lo que no se le asignaría el criterio de valor de antigüedad. Por otro lado, el valor simbólico del diario El Tiempo recae actualmente sobre el edificio localizado en la esquina suroriental de la Carrera Séptima con Avenida Jiménez. Añaden que la autoría no debe ser el factor determinante para la declaratoria de un inmueble. Luego de hacer la valoración concluyen que el edificio El Tiempo no tiene valores arquitectónicos significativos”, recoge el acta.
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