Por Héctor Hernández M.
Bogotá.- Precisamente, una “lengüisoltada” presidencial, como la que tuvo hoy el actual primer mandatario, Gustavo Petro, ha dado pie en el seno de Primera Página a varios momentos de risa y de burla, no por la ligereza del jefe de Estado sino por la forma inapropiada como en su momento fue tomada periodísticamente.
Hoy al presidente Petro se le ocurrió chiviar al Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) una hora antes y reveló que en enero último el Indicador de Seguimiento a la Economía había aumentado 0,77% con respecto a diciembre pasado.
Las redes sociales se hicieron sentir y hasta el ex jefe de Planeación Nacional y hoy director de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía, salió a cuestionar el hecho diciendo que “no tengo memoria de un presidente de la República que haya filtrado al público la información reservada del Dane”.

¡Weeeeee! ¡Error! Quien fuese el jefe de Mejía, cuando éste estuvo al frente de Planeación Nacional, en no pocas ocasiones chivió al Dane. Estamos hablando de Juan Manuel Santos, quien fue presidente de la República entre 2010 y 2018.
Primera Página nunca olvidará la primera vez que Santos chivió al Dane, no sólo porque el hecho alborotó la tranquilidad sabatina de uno de sus jefes sino porque se convirtió, por un lado, en una anécdota que salta a la vista en los ratos de esparcimiento del equipo periodístico y, por el otro, porque se constituye en un caso de estudio sobre la forma como la reportería a veces se ve afectada, para mal, por cuenta del Internet y de las nuevas tecnologías.
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ANTECEDENTE DE UNA CHIVIADA AL DANE
El sábado cinco de marzo de 2011 ya hace parte de la historia de Primera Página, pero era impensable que se considerara en un hecho trascendental en el devenir económico del país.
Aquel día de 2011 el presidente Santos estaba instalando el Acuerdo para la Prosperidad, número 23. Y en su instalación le dio por decir en su discurso que “me acaba de llegar del director del Dane la cifra de inflación en el mes de febrero. Esa cifra es de 0,60 por ciento…, inferior a la del año pasado, cuando fue de 0,83 por ciento”.
Lo llamativo para la historia de PP, y ahora para el país, es que el primer mandatario estaba revelando hacia las 11:18 a.m. el dato de inflación de febrero de 2011, cuando protocolariamente lo iba a divulgar el Dane a las 12 del medio día en punto.

Agentes del sector financiero se comunicaron de inmediato con la dirección de Primera Página, para verificar si lo que decía Santos era verdad. Pues claro que tenía que ser verdad.
Inmediatamente, eran las 11:20 a.m., fue contactado el reportero del Palacio de Nariño, para saber si se había soltado la chiva de Santos: “Sí, yo ya se la envié al Goye (Jorge Goyeneche, quien estaba coordinando el tema). Ya debe estar arriba la información”, dijo Carlos Arturo Losada.
SI NO ESTÁ EN LA WEB INSTITUCIONAL, ¿NO ES NOTICIA?
Pero la chiva no se veía por ningún lado ni en los reportes ni en la página web de Primera Página, a lo que se vino encima la preocupación y el reclamo a Goye, muy novel entonces en el periodismo.
– ¡Hermano!, ¿por qué no hemos subido la inflación? – fue el reproche.
– Jefe, es que ese dato no es oficial. O sino yo la había subido. No ha salido nada en la página del Dane – fue la defensa de Goye.
– ¿Que no es oficial???… ¡No ve que la está diciendo el presidente de la República! Es nada menos que jefe del director del Dane – se le ripostó.
Hoy, el mismo Jorge Goyeneche recuerda que el presidente Santos volvió costumbre anticipar datos del Dane cuando mostraban cifras positivas de la economía, para sacar pecho.
MEJÍA TAN CONFUNDIDO COMO EL NOVEL GOYE
Ese es el problema de no tener clara la organización institucional. La confusión que tuvo en su momento Goye – un periodista muy responsable, quien desde entonces ha estado en la plantilla de Primera Página en cinco ocasiones – es la misma que hoy tiene Luis Fernando Mejía:

El Ejecutivo, según la Constitución colombiana, reside en el presidente de la República, en sus ministros, en los jefes de departamento administrativo (entre los cuales está el Dane) y los superintendentes.
CON LICENCIA PARA SER LENGÜISUELTO
Luego el hecho de que el presidente, cabeza del Ejecutivo, salga a dar un dato que maneja uno de sus departamentos administrativos, no está cometiendo ningún pecado institucional ni mucho menos legal. Y no está incurriendo en ninguna falta, porque, además, lo está haciendo público. En este caso el jefe del Estado tiene licencia para ser lengüisuelto, siempre que lo sea para el público.
Craso error sería que el dato se lo revelara a unos pocos, en una reunión cerrada, no privada (ningún acto de funcionario público alguno es privado. Eso es una invención de los jefes de prensa). Eso sí sería filtrar el dato y suministrar información privilegiada.
Hace muchísimos años, cuando el presidente era Carlos Lleras Restrepo, el sagaz periodista Javier Ayala (reportero de El Espectador), tomó del escritorio del entonces ministro de Hacienda, Abdón Espinosa, el texto del proyecto de la Reforma Tributaria (no existían las fotocopias) que hasta ahora el Gobierno iba a presentar al Congreso.
Al otro día apareció publicada en su integridad en El Espectador. Iracundo el ministro Espinosa pidió que se demandara al periódico de los Cano. Pero la sabiduría de Lleras disipó todo: la reforma tributaria es pública, ¿no? Pues ya es pública.
Con Goye hoy nos hemos vuelto a reír, a raíz de lo de Petro, con lo de la anécdota del dato del Dane anticipado por el entonces presidente Santos.
La enseñanza que le quedó a Goye, y que le debe servir a quienes se están iniciando en el periodismo, es que la información no depende de una página web, ni del Internet, ni de las redes sociales, depende de la información misma y de quien la está revelando. La veracidad no la daba su publicación en la página web del Dane sino de quién la estaba revelando, en este caso del presidente Santos.
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